Se llama Antonia Ortiz, aunque ella prefiere utilizar Antonia Ortiz Torres para firmar sus obras.
Era una mañana de Verano, calurosa aunque la brisa era envolvente. El parque donde me encontraba esa mañana (Parque Gulliver), estaba relativamente tranquilo, aunque había una situación que estaba llamando bastante mi atención.
Una mujer se acomodaba muy cerca de donde yo estaba, montando una especie de bártulos. Entonces me di cuenta de lo que iba a hacer realmente allí.
Miraría cara a cara a la Naturaleza para luego plasmar aquel instante en un cuadro.
Tenía que acercarme a ella, tenía que contarlo en el blog.
Le pedí permiso para fotografiar aquel momento y para contar el por qué de todo aquello.
Antonia en el momento en el que pintaba un cuadro
Me contó que siempre le había gustado pintar y había ido a la escuela de Arte y Oficios para profundizar en las técnicas, pero ella siempre había sido muy autodidacta.
Cuando me di cuenta que el caballete que estaba usando era realmente un viejo trípode de una cámara de fotos, descubrí que debía de ser una persona muy especial.
Y allí estaba ella, sola en aquel parque, pintando a los árboles y a las flores. Éstas eran sus verdaderas musas, porque a Antonia no le gustaba fijarse en las copias para pintar un cuadro, prefería la originalidad de la propia Naturaleza.